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Olor fragante

El Señor llamó a Moisés desde el tabernáculo y le dijo: «Da las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: cuando presentes un animal como ofrenda al Señor, lo puedes tomar de la manada del ganado o del rebaño de ovejas y cabras.

»Si el animal que ofreces como ofrenda quemada es de la manada, debe ser un macho que no tenga ningún defecto. Llévalo a la entrada del tabernáculo para que seas aceptado por el Señor.  Coloca la mano sobre la cabeza del animal, y el Señor aceptará la muerte del animal en tu lugar a fin de purificarte y hacerte justo ante él. Luego matarás al becerro en la presencia del Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre del animal al salpicarla por todos los lados del altar que está a la entrada del tabernáculo. Después se le quitará la piel al animal y se cortará en pedazos. Los hijos del sacerdote Aarón encenderán un fuego de leña sobre el altar,  y acomodarán los pedazos de la ofrenda, junto con la cabeza y la grasa, sobre la leña que arde en el altar.  Sin embargo, las vísceras y las patas deben lavarse primero con agua. Después el sacerdote quemará el sacrificio completo sobre el altar como ofrenda quemada. Es una ofrenda especial, un aroma agradable al Señor. Levítico 1:3-9NTV

Sabemos que todo el Antiguo Pacto contenía a Cristo por medio de tipos, sombras y figuras. Si usted saca un tiempo para leer el libro de Levíticos usted encontrará que existían cinco tipos de ofrendas las cuales eran sombra de Cristo. Hablaré solamente de dos que son sumamente reveladoras para este tema. En el capítulo 4 y versículos 3 y 4 habla sobre la ofrenda por el pecado. En esta ofrenda había un requisito indispensable y este era que el cordero no podía tener ningún defecto o tacha. Según la ley, el hombre debía ofrecer una ofrenda siempre que pecaba. El sacerdote examinaba que el cordero (que era la ofrenda) no tuviera defecto alguno. Tan pronto se hallaba sin defecto al cordero, lo próximo que acontecía era que la persona ponía las manos sobre la cabeza del animal. ¿Por qué se ponía la mano sobre la cabeza del animal? ¿Qué implicaba? ¿Qué tiene que ver con Cristo? Estas son preguntas que son muy importantes contestarlas.

«Cuando la persona que ofrecía un cordero por el pecado, no estaba pagando por sus errores si no que estaba reconociendo que había fallado.»

Cuando la persona que ofrecía un cordero por el pecado, no estaba pagando por sus errores si no que estaba reconociendo que había fallado. Quien se convertía en la paga del pecado era el cordero. Cuando la persona ponía las manos sobre la cabeza del cordero simbólicamente estaba transfiriendo al animal el pecado. Como le dije en un principio estas ofrendas eran sombra del cordero que vendría a pagar por todos pecados de la humanidad. Juan el Bautista vio a Jesús que se acercaba mientras el bautizaba y expresó: “Miren el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 2:29 NTV)

Jesucristo era la ofrenda por nuestros pecados. Juan no estaba dándose golpes en el pecho presumiendo ser alguien de poder, sino que este se le había sido revelado al cordero. En Hebreos 10: 10 en la versión Nueva Traducción Viviente dice: “Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre” Que maravillosa Gracia. No lo merecíamos, sin embargo en Cristo fueron imputados nuestras culpas, pecados presentes, pasados y futuros.

El pagó el precio. Solo Jesucristo era ese cordero sin tacha ni defecto que vino para que todo el que cree fuera salvo por medio de Él. Le hemos hablado más de humillación a la gente que de reconocimiento a aquel que se humilló por nosotros. Es por esto que todavía muchos asisten a los servicios humillándose y practicando toda clase de rito religioso para pagar un precio que hace más de dos mil años atrás fue pagado. No se les ha revelado el Cordero Inmolado que quita el pecado del mundo y por eso acuden a Dios bajo una mentalidad de Ley. El precio ya fue pagado, la deuda ya fu cancelada. ¡Aleluya!

Jesucristo era ese cordero

Vallamos ahora al capítulo 1 y versículos del 3 al 9 de Levíticos (versículo considerado al inicio del capítulo). Esta ofrenda que leímos al principio era conocida como la ofrenda del Holocausto. En la ofrenda por el pecado este era transferido nuestro pecado al cordero, y en la ofrenda del holocausto era transferido a usted la justicia y aceptación de Dios por medio del cordero.

Justicia y purificación:

“Coloca la mano sobre la cabeza del animal, y el Señor aceptará la muerte del animal en tu lugar a fin de purificarte y hacerte justo ante él” Levítico 1:4 NTV

Esto era considerado como un OLOR FRAGANTE DELANTE DE DIOS. Me llama demasiado la atención el lenguaje utilizado por muchos evangélicos en nuestros tiempos. De cierta forma han creído o enseñado que el olor fragante delante del trono de Dios tiene que ver con lo que ellos hagan. Ellos han sido incorrectamente instruidos y por esta razón piensan que toda la actividad evangélica que ellos realizan es un perfume que llega directo al trono de Dios.

Ni usted ni yo éramos el sacrifico. La única forma que podía subir olor fragante era a través del cordero que era perfecto y sin tachas. ¿Qué es la Buena Noticia? La Buena Noticia no es lo que usted hace por Dios sino lo que Dios en Cristo hizo en usted y por usted.

La Buena Noticia no es lo que usted hace por Dios sino lo que Dios en Cristo hizo en usted y por usted.

Los creyentes del primer siglo tenían un entendimiento claro sobre la adoración. Cuando adoraban a Dios por medio de un canto no vivían en la limitación de tener un músico profesional o un director de coro. Su vida era la expresión de la melodía de Dios y su director era el mismo Espíritu de Cristo impartido en ellos. “Unos a otros” era el distintivo que permitía libertad y espontaneidad en medio de la edificación de los santos. (Colosenses 3:16 y Efesios 5:19)

Cuando Cristo es preeminente en todo y es su Espíritu quien nos conduce, adorar se convierte en un estilo de vida. Los creyentes del primer siglo fueron expuestos a prisiones y de sus labios no salían quejas, sino canticos. ¿Qué ellos cantaban?

El apóstol Pablo lo explicó de manera magistral cuando dijo que somos para Dios grato olor del conocimiento de Cristo (2 Corintios 2:14:15) Antes adorar eran actos externos, con sacrificios y ofrendas. Hoy la adoración no está basada en actos externos sino en la expresión de Cristo habitándonos. Vivimos en su victoria y no en nuestros triunfos personales.

Pablo expresa que somos “usados para difundir el conocimiento de Cristo por todas partes como un fragante perfume”. Lamentablemente tenemos demasiadas enseñanzas que están fundamentadas en lo que el hombre tiene que hacer y no en la verdad de que somos por cuanto él hizo.

Lo relevante no es que lo conozcan a usted o a mí, sino a Cristo. Nuestras vidas fueron elegidas para ser la fragancia de Cristo en la tierra. La pregunta que debemos hacer es ¿a qué olemos?

Luis N. Gonzalez Ortiz

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