Hoy en día nos encontramos con dos grandes problemas dentro de la Iglesia: 1. se ha fallado en darle más énfasis a los dones que a la palabra profética. 2. Se ha confundido lo que es la palabra profética.
Estas dos vertientes han hecho más daño que crecimiento y edificación. Por un lado, pone la presión en los miembros sobre la necesidad de ver los dones como una muestra de espiritualidad.
Y por el otro nos vemos amenazados por falsos profetas y profetas que manipulan, provocando más heridas y desilusiones.
Pablo es enfático en esto y le dice a los Corintios es bueno que hablen lenguas, pero yo prefiero que profeticen.